sábado, 19 de junio de 2010

La venganza será terrible

Normalmente cuando las personas están tristes, no hacen nada. Se limitan a llorar. Pero cuando su tristeza se convierte en indignación, son capaces de hacer cambiar las cosas.

Hoy pensaba en lo raro que está el mundo. Como en cuatro segundos te puede cambiar la vida. Pueden sacarte de una depresión o hundirte en una inmensa y todo en poco tiempo. Aunque detrás del cambio viene una preparación muy larga, es como una enfermedad. Uno no esta enfermo el día en que cae en cama, uno está enfermo desde antes y por eso cae en cama. Hay todo un proceso que nadie reconoce pero que siempre está presente, aunque oculto.
Ninguno de nosotros está a salvo de las cosas malas, ni siquiera las personas que aplican el mal a las otras. Todos estamos en la misma bolsa y si uno no está a salvo, entonces nadie lo está. La gran parte de la gente se piensa que el amor es todo bonito, besos bajo la lluvia, ver atardeceres, observar las flores crecer en primavera pero no todo es rosado. Tampoco todo es negro, no hay que caer en los extremos.
Como todo en la vida, el amor tiene sus pro y sus contras. Generalmente la people piensa que siempre que estás enamorad@, la otra persona está de acuerdo.
No hablo de mi caso en particular, porque el hecho de que yo sea cobarde y no me anime a hablar de esto con él, no tiene mucho que ver con el tema pero ya.
Pero tengo un cercano caso de este tipo de desamores y obviamente donde hay desamores, y hay una tercera metida en el medio siempre vamos a querer cobrar venganza.
Así dice la ley de gravedad "todo lo que sube, tiene que bajar", y muchas veces terminamos haciéndolo bajar y nos apuramos a los hechos desencadenando el peor (o mejor) de los finales.
Así como en las películas, las venganzas amorosas suelen ser divertidas, pero hasta cierto punto. Con cierto punto señalo no llegar al daño físico severo o daño emocional grave. Una que otra venganzita malvada como tirar el refresco encima sin querer o que accidentalmente tropieze y caiga ridículamente la malvada, no es malo.
Es algo propio de mujeres vengarnos de las que nos hicieron daño, o jugaron con nosotras por el simple hecho de decir "no tendrías que haberte metido conmigo" y por hacer algo para que nuestro orgulo no quede marcado por el resto de nuestros días.
Tendemos a exagerar, victimizar, hacer sentir culpables a todos aquellos que nos hicieron sentir humilladas, miserables y pisoteadas.
A aquell@s que se atrevieron a pasar por encima nuestro, a los que les importó un pito bajar nuestro autestima de una patada. De una patada le bajamos los humos, a l@s atrevid@s. Pequeñas venganzas ¿quién no las ejecutó? Después te sentis poderoso, haciendo con la vida del otro lo que se te antoje tal y cual el otro hizo con la nuestra. Armando y desarmando a nuestro antojo como si escribiéramos una historia. Le damos los giros, piruetas, dramas que queremos y al que no le gusta que no la mire. Que se arrepienta de lo que nos hizo. Obviamente sin rayar en la locura y dejar al otro al borde del suicidio porque la dominación es demasiada como en "Hard Candy". Después de la gloria viene la culpa, porque somos personas razonables y entendemos que lo que hicimos no es lo más acorde a nuestra salud mental, pero bueno. Razones son razones y éstas nunca faltan. Siempre hay un por qué para todo y un pero para hacer callar. Siempre lo hay y siempre lo va a haber, tengamos la razón o no.
Pero bueno, como dice la célebre frase "asi está el mundo, amigos"

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